Alfonsina nació en la localidad zaragozana de Moros el 26 de enero de 1915, era hija del segundo matrimonio de Miguel Bueno, un anarquista muy activo en la comarca del Berguedá (Barcelona) durante la República y Guerra de España. En Berga, Alfonsina entró a trabajar en una fábrica de hilados y allí conoció a Josep Ester con quien se casó a principios del mes de enero de 1932, al saber, que estaba embarazada.
Josep fue un anarcosindicalista destacado durante las luchas e insurrecciones que la CNT organizó entre los obreros del textil durante la Segunda República. Fue uno de los fundadores de la Juventudes Libertarias de Berga. Al estallar la guerra, se alistó como voluntario en la columna Tierra y Libertad y participó en los frentes de Madrid y de Aragón. Posteriormente entró a formar parte del ayuntamiento de Berga en representación de la CNT. Por otro lado, el hermano de Alfonsina, José, también de ideología anarquista y militante de la CNT, participó en los combates contra los franquistas como soldado la 26.ª División.
Todos se vieron obligados a exiliarse y, en 1940, Alfonsina, su padre y su marido entraron a formar parte de la red de evasión que comandaba Francisco Ponzán. El 30 de octubre de 1943 la Gestapo detuvo a su padre y a su hermano y éste, que no participaba de las acciones de resistencia de sus familiares, fue torturado hasta que consiguieron la dirección de Josep en Toulouse, siendo detenido al día siguiente. El día 2 de noviembre, Alfonsina fue detenida estando con su hija quien encontró refugio entre los compañeros de lucha de sus padres. Todos fueron encarcelados en la prisión de Saint Michel de Toulouse.
A lo largo del mes de abril de 1944, Josep Ester, José Bueno y Miguel Bueno fueron deportados, desde Compiegne, hacia Mauthausen y unos meses más tarde, el 18 de agosto, el padre de Alfonsina fue asesinado en la cámara de gas del castillo de Hartheim. Ella, por su parte, fue deportada a Ravensbruck a principios del mes siguiente en un penoso viaje, hacinadas en los vagones de carga de un convoy que se veía obligado a interrumpir su marcha por los continuos bombardeos de la aviación aliada. En Ravensbruck, a Alfonsina le fue adjudicada la matrícula 37884 y fue dirigida hasta la enfermería donde le inyectaron, en el cuello del útero, un líquido extraño. Como consecuencia de aquel “experimento” su salud se vio afectada para siempre. En el campo de las mujeres tuvo que soportar unas pésimas condiciones de trabajo, la humillación, el hambre y la constante presencia de la muerte.
A principios del mes de marzo de 1945, los nazis evacuaron el campo de Ravensbruck y trasladaron a unas 2.500 prisioneras a Mauthausen entre las que viajaba Alfonsina y una treintena de españolas, llegando al campo austríaco durante los primeros días del mes de marzo. Los republicanos contactaron con el grupo de españolas y Alfonsina y Josep pudieron tener un emotivo encuentro en las duchas del campo, después de haber permanecido separados, sin saber nada el uno del otro ni de su hija, desde su detención hacía algo más de un año. Ambos fueron evacuados por la Cruz Roja Internacional el 22 de abril, en un convoy que los condujo hasta Suiza y desde allí a Francia.
Tras la liberación siguieron años de exilio y de sufrimiento personal. En 1947 Josep y Alfonsina se separaron. Alfonsina no se recuperó nunca de la enfermedad contraída en el campo, fue condecorada por las autoridades británicas, norteamericanas y francesas por su participación en la Resistencia. Falleció en Toulouse en 1979.
Texto: Juan M. Calvo Gascón
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Fuente:
Nota biográfica en:
CALVO GASCON, Juan M.,
Dentro de poco os podré abrazar. Supervivientes aragoneses de los campos nazis, Andorra, CELAN-Gobierno de Aragón, Andorra, 2019, pp. 162-176