BIOGRAFÍA
Mariano Cebrián, de pequeño, había oído muchas veces hablar a su padre que su tío Antonio había muerto en la guerra. Cuando ya supo leer repasaba una y otra vez las 25 placas de hierro de la fachada lateral del templo parroquial de Caspe donde figuran los nombres de los “Mártires por Dios y por la Patria” muertos en la Guerra de España. Preguntó varias veces a su padre los motivos por los cuales no habían puesto el nombre de su tío en la lista de la iglesia. Llegó un día en que su padre le explicó el lugar donde su hermano Antonio halló la muerte, los motivos que le llevaron hasta allí y por qué no estaba su nombre en la lista de la fachada de la iglesia de la localidad.
Antonio Cebrián el tío de Mariano, había nacido el 4 de octubre de 1917, siendo el mayor de los cinco hijos del matrimonio formado por Antonio Cebrián Catalán y Joaquina Campos, aunque solo tres sobrevivieron. Una familia de labradores afincados en Caspe y, durante su primera juventud, Antonio ayudaba a sus padres en las labores del campo mientras iba al colegio.
El padre de Antonio había sido militante republicano lo que debió influir en su hijo que se afilió en las Juventudes Socialistas Unificadas de Caspe, en mayo de 1936. Al estallar la guerra, fue llamado a filas a finales de 1937 y, mientras, la familia siguió en Caspe pero los estragos de la guerra les afectó directamente: en uno de los bombardeos que sufrió Caspe, su casa fue derruida y toda la familia, en la primavera de 1938, se fue de la localidad, huyendo de la llegada del ejército franquista y buscando refugio en diferentes localidades catalanas.
El cruel destino de Antonio empezaba a dibujarse. Separado definitivamente de la familia, la retirada del ejército republicano le condujo a Francia y al campo de refugiados de Argelés. Alistado, como tantos otros, en una CTE fue destinado a las defensas de la línea Maginot, siendo detenido por los alemanes durante la ofensiva en la primavera de 1940 y trasladado al stalag IB en Hohensetin. Desde allí fue deportado a Mauthausen donde entró el 9 de agosto de 1940 (nº 3625), unos meses más tarde, el 17 de febrero de 1941, lo trasladaron al cercano campo de Gusen (nº 10341) permaneciendo en este antro de hambre, tortura y muerte hasta que el 20 de agosto de 1941 fue trasladado al castillo de Harthein donde fue gaseado el 23 de septiembre.
La familia de Antonio, según nos explicó Mariano, volvió de nuevo a Caspe al finalizar la Guerra y tuvo noticia de su exilio en Francia por las cartas que pudo hacer llegar mediante la Cruz Roja, organización que fue quien les comunicó su muerte años más tarde.
En mayo de 2005, Mariano Cebrián viajó a Mauthausen para participar en los actos del 60 aniversario de la liberación. Visitó el Memorial del castillo de Hartheim y, por fin, después de horas de búsqueda, encontró, entremezclao entre los miles de víctimas asesinados por los nazis, el nombre de su tío Antonio, que buscaba desde niño. Ahora sí, ya sabe dónde conservan su memoria.
Texto: Juan M. Calvo Gascón