BIOGRAFÍA
Pedro Monter Ferris, hijo de Pedro y Antonia, nació en la localidad oscense de Binaced el 12 de agosto de 1900. Se trasladó a vivir a Sabadell en una fecha que desconocemos aunque, por diversos documentos consultados, podríamos situarla sobre 1926/1927. Por aquellos años la ciudad estaba desarrollando un importante tejido industrial que la llevaría a convertirse en una de las principales poblaciones de la provincia de Barcelona. Allí a Esperanza Fernández Santín, una joven que había llegado a Sabadell en 1922 desde Ruitelan, una pequeña localidad de la provincia de León; se casaron y del matrimonio nacieron dos hijos Antonia (1932) y Alfredo (1938).
Pedro trabajaba de “peón agrícola” aunque según nos ha contado Francesc (hijo de Antonia) su abuelo “trabajaba montando torres eléctricas y debió ser un hombre de ideas revolucionarias –según había oído explicar a su abuela- que militaría en el POUM o la CNT, la cuestión es que tuvo que salir por piernas a Francia y nunca volvió”. Con la lógicas preocupación por las penurias de Pedro en el exilio francés, Esperanza tuvo que asumir, con grandes dificultades, la nueva situación de la familia -con domicilio en la calle Manau, 4 de Sabadell- puesto que los dos niños eran de muy corta edad y con ellos residía su madre, María Santín, que rondaba los 70 años.
"Mi abuela era una mujer con carácter –nos explica Francesc- para sacar a la familia adelante tuvo que dedicarse al contrabando. Iba hasta Lérida o más lejos y traía comida u otros productos y cuando el tren estaba entrando a Sabadell, que pasaba cerca de nuestra casa por unas vías que estaban muy altas, tiraba por la ventanilla todo lo que llevaba y, de esta manera, cuando llegaba a la estación los guardias civiles que estaban vigilando la dejaban pasar. Sufrió mucho y en cuanto le nombraban a Franco o a los falangistas se enfadaba,… no los podía soportarlo".
La situación de penuria, las dificultades para seguir adelante llevaron a Esperanza a solicitar en 1946 a acogerse a los beneficios de la obra de los “Huérfanos de la Revolución nacional y de la Guerra”, abriéndosele un expediente al que se aportó un certificado de defunción, donde consta que Pedro murió en Auschwitz el 22 de febrero de 1943. La familia de Pedro sí que tuvo conocimiento de su fallecimiento ocurrido en el campo de exterminio polaco, pero con el paso del tiempo, el silencio y el miedo con el que se vivieron, durante los oscuros años de la dictadura franquista, las cuestiones relacionadas con la Guerra y el exilio, confundieron el lugar de la muerte:
"Siempre pensamos –manifiesta su nieto- que había muerto en Mauthausen,… en casa sólo se comentaba que el abuelo había muerto allí. Yo mismo visite el campo con mi compañera hace unos años, aprovechando un viaje a Austria. Quería conocer el lugar donde había muerto mi abuelo, a ver si con un poco de suerte encontraba algo. Fue muy impresionante ver las instalaciones del campo, los barracones, la cámara de gas, el crematorio… me emociono al recordarlo; ¡cuánto debieron sufrir en aquel infierno!... pero me vine sin saber nada de mi abuelo. Aquí miramos en un libro donde aparecían los nombres de los españoles, pero nunca encontramos nada de él”.
Fue en mayo de 2010, cuando Francesc conoció, casi por casualidad, el itinerario real de su abuelo, pudiendo comprobar que su trayectoria fue un tanto peculiar si la comparamos con la del resto de los republicanos españoles deportados. Según consta en el archivo de Dachau, ingresó en este campo (ubicado en las cercanías de Munich) el 7 de julio de 1941 y en su ficha consta como “Prisionero español (Rotspanier)”. Un caso atípico, puesto que hay que recordar que desde el verano de 1940 los republicanos españoles, identificados por la Gestapo en los campos de prisioneros de guerra, habían empezado a ser deportados a Mauthausen (Austria) en un proceso que se alargó durante la segunda mitad de 1940, todo el año 1941 y parte de 1942 y que afectó a unos 7.000 republicanos españoles. Un solo español había sido ingresado a Dachau en 1940 y durante 1941 ingresaron en el campo 14 españoles, de los cuales la mitad provenían de Mauthausen y los otros siete restantes, entre los que se hallaba Pedro, llegaron al campo alemán como primer destino, desconociendo, hasta el momento, cual fue el punto de partida de su deportación.
Un mes y medio más tarde, el 26 de octubre de 1942 las autoridades del campo decidieron su traslado al campo de exterminio de Auschwitz donde permaneció hasta su fallecimiento en febrero de 1943. Como es sabido, la mayor parte de los republicanos que hallaron la muerte durante su deportación (más de 6.000) fallecieron en Mauthausen-Gusen, pero en todos los campos de exterminio del Tercer Reich hubo presencia española. En Auschwitz, según los datos que manejamos actualmente, estuvieron internos una treintena de españoles, de los que ocho murieron en este campo que ha quedado como el paradigma de la barbarie nazi, al haber sido eliminados en sus instalaciones más de un millón de personas, durante el tiempo en que estuvieron funcionando las cámaras de gas.
Esperanza, la esposa de Pedro, recibió una comunicación emitida por la Policía Política Estatal en los siguientes términos:
Policía de la Oficina Estatal de Klagenfurt. Klagenfurt, 2.03
Sra.
Esperanza Fernández Monter-nacida Fernández
Sabadell, Calle Manau N º 4, España.
Asunto: Monter Ferris Pedro, nac. 12.8.1900 en Binaced España
Según una comunicación del comandante del campo de concentración de Auschwitz su marido, el 22 de febrero del 43, falleció en el hospital del KL Auschwitz por una insuficiencia cardíaca
La cremación se llevó a cabo a expensas del Estado
I.A.:
La falta de conocimiento el idioma, añadido al paso del tiempo explican, tambén, aquella confusión del último destino de Pedro Monter. No comentaremos la supuesta hospitalización y la “insuficiencia cardíaca” que figuran, en aquella comunicación a la viuda de Pedro Monter, el único aragonés fallecido en el campo de Auschwitz, según los datos que tenemos en la actualidad.
Fuentes:
Francesc Pena Monter
Arxiu Històric de Sabadell
