BIOGRAFÍA
Durante el acto de homenaje a los vecinos de la comarca del Bajo Martin (Teruel) que sufrieron deportación a los campos nazis, celebrado en la población de Urrea de Gaén el día 6 de mayo de 2006, los familiares de los 19 deportados nacidos en los pueblos de la comarca recibieron, emocionados, una placa de reconocimiento y recuerdo que les entregaron las primeras autoridades municipales. Nadie hizo notar a los organizadores que, entre las víctimas faltaba, de forma involuntaria, el recuerdo hacia uno de los vecinos de Albalate del Arzobispo que también había sufrido la deportación a Alemania. Unas semanas más tarde, realizando una búsqueda por internet, accedimos al siguiente mensaje de búsqueda que nos ponía sobre la pista de aquella ausencia en dicho homenaje:
“Me llamo Julia Trullén y estoy intentando averiguar algo de la historia de mi abuelo, que es de muchos otros republicanos españoles. Mi abuelo paterno nació en Albalate del Arzobispo (Teruel) y durante la guerra civil estuvo con el bando republicano. Casi al finalizar la guerra y justo cuando las tropas franquistas entraban en su pueblo, él logro escapar y consiguió huir hasta Francia donde estuvo un tiempo hasta la invasión nazi. Desde Francia lo deportaron a un campo de concentración, no sé si alemán, pero sé que logró salir con vida de allí al finalizar la guerra. Nunca pudo volver a España ya que murió antes del año 1975 en Francia, creo que en París, pero no sé el año con exactitud. Esta historia me la explicó mi padre, que ya murió, y él tampoco sabía mucho más. No había vuelto a ver a su padre desde que tenía ocho años. Lo que ahora estoy intentando es recuperar la historia de mi abuelo, donde vivió en Francia, donde murió, cualquier noticia suya”.
El mensaje de Julia, buscando cualquier información sobre su abuelo Justo, ponía de manifiesto otro drama familiar como consecuencia directa de la Guerra: la ideología demonizada, la derrota, el exilio, la separación, el miedo, la cárcel y la muerte, planeaban sobre una historia familiar y personal que, como en tantas otras ocasiones, quiere ser recuperada por una nueva generación que se pregunta sobre la verdad de lo ocurrido tras décadas de silencio y sufrimiento. La correspondencia establecida con Julia sirvió para abrir pequeñas rendijas de luz sobre el oscuro silencio que rodea la existencia de Justo, un libertario que mantuvo sus convicciones revolucionarias durante los graves acontecimientos en que se vio inmersa su población natal desde el inicio del golpe fascista y que la corriente de la derrota le llevó primero al exilio y posteriormente al campo nazi de Buchenwald, en el corazón de la Alemania hitleriana.
Hijo de Casimiro Trullen y Josefa Alcubierre, nació el 17 de enero de 1881, se dedicaba a las tareas agrícolas y también trabajaba como electricista en la empresa Ribera y Bernad de Albalate. En 1936 estaba casado y tenía dos hijos. Durante los siguientes días al sublevamiento fascista, Albalate quedó en manos de los rebeldes y Justo –conocido con el apodo de “El Churres”- estuvo a punto de ser fusilado por los fascistas sublevados por sus actitudes revolucionarias próximas a la ideología anarquista. Unos días más tarde la localidad fue recuperada por los republicanos y entre los que se enfrentaron a los fascistas, parece ser que se encontraba Justo, quien pasó a formar parte, como vocal, del Comité revolucionario que se formó a primeros del mes de septiembre.
Su participación activa en los hechos que ocurrieron en Albalate durante estos meses motivaron el que, una vez finalizada la guerra, se le abriese un expediente de Responsabilidades Políticas donde se recogían informes oficiales con graves acusaciones:
“...con anterioridad al Glorioso Movimiento Nacional estaba afiliado a la UGT gran entusiasta y propagandista del FP. Durante el dominio rojo se puso al servicio de la causa roja, el 21 de julio de 1936 formó parte de la rebelión militar en esta villa y el día 1 de septiembre del mismo año era uno de los que formaban la guardia que condujeron veintinueve individuos al cementerio municipal, tomando parte en los fusilamientos, ha desempeñado cargo de Vocal del Comité revolucionario y es muy peligroso para la Causa Nacional. En la actualidad se encuentra huido en Francia. Se le considera incurso en la ley de responsabilidades Políticas”.
Estas acusaciones habían sido avaladas por los pertinentes informes del Comandante de la Guardia Civil, del alcalde, Valero Alcaine, del cura párroco, Agustín Millán, y del Delegado de Información e Investigación, Mariano Bernad; a estas acusaciones se unían las declaraciones de tres testigos que insistían en su carácter revolucionario, díscolo y en sus antecedentes penales:
“…se trata de un licenciado de presidio, díscolo y revoltoso, el día 21 de julio de 1936 iba a ser fusilado al liberar la villa por primera vez los nacionales, pero por benevolencia no se llevó a cabo como en algunos otros. Ha sido de los más dirigentes y director de saqueos y asesinatos. Fue uno de los primeros que con el pañuelo rojo y negro al cuello se personaba en los domicilios a practicar saqueos y ordenar las detenciones que luego se convertían en ejecuciones de muerte. Sus hijos menores están en esta pero su esposa según referencias está en prisión”.
La sentencia del Tribunal de Responsabilidades Políticas, recogía todas las acusaciones a que había sido objeto, cuantificaba el valor de sus bienes que sumaban 3.500ptas y se le condenaba a una inhabilitación absoluta y el pago de 500 ptas. Dos años después, el 20 de diciembre 1942 se decreta el sobreseimiento de la sanción impuesta por el tribunal, al haber cambiado la legislación que regulaba la tramitación de los expedientes y los embargos correspondientes.
Mientras la maquinaria represiva del nuevo poder fascista establecía y cuantificaba aquellas “responsabilidades”, su esposa penaba en la cárcel y Justo temiendo las más que seguras represalias a las que se hubiese visto sometido de haber permanecido en Albalate, se vio forzado a salir hacia el exilio francés siguiendo la siguiendo la estela republicana en su retirada masiva en aquellos días de enero y febrero de 1930. La familia quedó separada y su esposa y sus hijos no volvieron a verlo nunca más.
Nada sabemos sobre la estancia de Justo Trullén en Francia. Podemos suponer que por acciones relacionadas con la resistencia contra el ocupante nazi, fue detenido e internado en la prisión de Toulouse. A finales de junio y durante el mes de julio de 1944, ante el avance de las tropas aliadas, los alemanes evacuaron los centros penitenciarios de los alrededores de Toulouse, siendo transferido los prisioneros hacia el interior del Reich. El 30 de julio se formó el último convoy en la estación de Toulouse con destino a Alemania, estaba formado por 1088 hombres. Justo era uno de los 80 de republicanos españoles que iban en aquel convoy camino de Alemania. Tras varios días de recorrido los prisioneros ingresaron en campo de Buchenwald el 8 de agosto, siéndole asignado a Justo el nº de matrícula 69159.
Unos meses más tarde, en diciembre de 1944, el albalatino Fermín Casorran, ya citado, llegó a Buchenwald, procedente de Dachau y un compañero al enterarse que era de Albalate le acompañó junto a Justo encontrándole muy deteriorado y por quien no debía sentir mucha simpatía, según se desprende de sus palabras:
“Estaba empleado en la Barraca que me destinaron un joven catalán para la limpieza y me dijo que en la otra barraca había uno de mi pueblo; fuimos allí y efectivamente se trataba de aquel lucero que siempre tenía la escalera, mientras el otro trabajaba; y estuvo en el comité del pueblo; no recuerdo cómo se llamaba; pero era un chulo y siempre llevaba el cuchillo en la banda; el pobre estaba casi muerto; me parece que le decían el Churres”.
Tan sólo habían transcurrido unos cuatro meses desde su llegada a Buchenwald y la situación descrita por su convecino no deja lugar a dudas sobre su precaria salud y la extrema debilidad en que se encontraba.
La liberación de Buchenwald se produjo en abril de 1945 y en el listado consultado no consta su situación en aquel momento. Será de nuevo el testimonio de Fermín quien nos ilumina sobre estas fechas al indicar expresamente que Justo Trullén: “después de la liberación del campo de Buchenwald, con un avión americano vino con otros deportados a un Hospital de París y allí murió”.
Hasta el momento no hemos encontrado referencia alguna a la muerte de Justo, ni a sus las causas, ni al momento en que se produjo. Según su nieta Julia, la muerte de su abuelo se produjo en París “con anteriodad a 1975”. Pero quizá las palabras de Fermín son las que nos pueden ayudar a conocer mejor cual fue el destino de Justo. Ante la ausencia de datos, dudas y el desconocimiento, su nieta Julia continua intentando saber, después de tanto tiempo, qué ocurrió realmente con su abuelo tras la liberación del campo.
CALVO GASCON, Juan M., Itinerarios e identidades. Republicanos aragoneses deportados a los campos nazis, Zaragoza, Gobierno de Aragón, 2001, pp. 198-199.